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Sigo refugiandome en el humo que desprende mi cigarro, te veo en él cada noche asomada a mí ventana, pero a los cinco segundos desvanece, asique, vuelvo a darle una calada a mi cigarro, y te vuelvo a encontrar, te echo de menos, no sabes cuanto, asique dando tumbos por el salón vuelvo a buscar mi copa y a llenarla de alcohol respiro fuerte y bebo de esa copa mientras una lágrima va rodando por mi mejilla hasta rozar la copa. Cada día se repite la misma escena y busco algo de tí, un trozito de tí para acabar dependiendo de ello, exactamente igual que una raya de cocaína, tú te convertiste en mi droga, en mi adicción, y esque sin tí mis noches son una mezcla de alcohol y humo denso, por las mañanas mi única compañia es el dolor de cabeza, y así, desde que te fuiste, cada tarde mi salida es pensar que esa noche me asomaré a la ventana y te imaginaré a mi lado, mientras mi cigarro se consume lentamente y otra vez, todo termina.